DESCUBRA LAS ETAPAS DE FABRICACIÓN

"Aquí no se trata de copiar o de imitar.
Cada uno busca el alma de su barrica, la que permite garantizar el equilibrio entre el vino y la madera", Vincent Darnajou.

 
  • Más allá del método de fabricación artesanal que practica Vincent Darnajou en sus dos talleres, cada tonelero se aplica con los cinco sentidos, una percepción sabiamente aguzada para desplegar toda su destreza durante la fabricación del barril, siempre con el mismo deseo de perfección y atención a los detalles que distingue y da prestigio a Darnajou.

    "Las habilidades sensoriales son importantes: los sentidos y las sensaciones son conceptos de los que se habla mucho en el taller de fabricación".

  • PREPARACIÓN DE LA MADERA

    Desde que llega a la planta, la madera para duelas sigue numerosos controles y se cataloga cuidadosamente antes de ser apilada metódicamente por nuestro personal, siempre respetando al máximo el material. Es a partir de este momento cuando se confían al sol, la lluvia y el viento para que estos elementos la sequen de forma natural durante varios meses. Al final de esta fase, las tablas de roble se dirigen al taller de preparación, donde nuestro personal procede a su cortado, dolado y canteado para formar las duelas.

  • EL MONTAJE

    Las duelas, componentes principales de la barrica, pasan entonces a alinearse en una mesa de montaje. La fabricación comienza ahora con numerosos golpes propinados por el experto martillo del tonelero que, ajustando las duelas una a una, da forma a la barrica con la ayuda de los aros de montaje.

  • EL TOSTADO

    "Huele a pan recién salido del horno", afirman la mayoría de los visitantes que comparten con los toneleros los aromas que colman los talleres durante el tostado, contribuyendo, a su manera, a la cálida atmósfera del lugar. "Otros perciben aromas de frutas confitadas o cacao...". Es la etapa más importante en la fabricación de la barrica, el momento crucial. Es ahora cuando el tonelero expresa su propia identidad, su marca personal. Combinando sutilmente las propiedades de dos elementos que parecen del todo antagónicos, el fuego y el agua, el artesano da forma al precioso contenedor, poniendo en valor la calidad de la madera minuciosamente seleccionada y resaltando cada una de sus características con el fin de obtener la armonía perfecta con el vino que se criará en contacto con ella. Durante unos minutos, el tonelero despliega su arte y transmite su sensibilidad a la barrica, elaborada según un método tradicional que aquí adquiere todo el sentido.

  • EL REFILADO

    Una vez curvada la barrica, el tonelero ajusta los dos extremos, denominados fondos, cuyo radio se determina con la ayuda de un compás. La singularidad de cada pieza se refuerza todavía más al medir los fondos, ya que las medidas nunca pueden ser idénticas. A continuación, el tonelero emplea una sierra de cantos para practicar las hendiduras donde, para garantizar la estanqueidad de la barrica, se alojarán los fondos, marcados en caliente con el blasón de la tonelería, el año y el tipo de tostado. Después de apretar un poco más los aros, se comprobará la estanqueidad con una prueba que se denomina échaudage.

  • EL ACABADO

    Durante esta etapa, la barrica adquirirá su forma definitiva, por dentro y por fuera. El aspecto sedoso y tornasolado de la madera se logra mediante un primer lijado. Los aros de montaje, cómplices del tonelero en casi todas las etapas de la fabricación, dejan su lugar a los aros de acero galvanizado, que son, por definición, los definitivos. La belleza y la veta de la madera, toda la nobleza del roble francés en esencia pura, confieren el toque final propio de lo "hecho a mano" una vez terminado el lijado de acabado. Como un auténtico artista orgulloso de su obra, el tonelero estampa sus iniciales en el peine de la barrica. Las preciosas esencias del roble del centro de Francia pueden ahora comenzar una segunda vida en contacto con los mejores néctares.

  • EL "RELIAGE"

    Aunque toda nuestra gama de barricas tiene exactamente la misma forma independientemente de la capacidad, ofrecemos dos tipos de acabado para ampliar la variedad. Además de la barrica bordelesa guarnecida, el cliente puede elegir también el acabado bordelés tradicional, que se caracteriza por unas barras de pino sostenidas por clavijas de castaño para consolidar los fondos. Además, cada fondo posee dos aros de castaño cuidadosamente rodeados de varas de mimbre. Esto significa "hecho a mano". Aquí es cuando el carácter altamente artesanal adquiere una dimensión de lujo, decididamente moderna.